«NANA VIEJA»

Una abuela y una nieta: Nana Vieja y Chanchita. Una vida compartida, con sus buenos y sus malos momentos, pero, sobre todo, una vida llena de amor, dedicación y cariño.

Las dos juntas comparten las rutinas diarias; el desayuno de avena, el  y pan tostado, las tareas de la casa, como cortar leña y limpiar el horno, incluso barrer y limpiar el polvo. Nana Vieja y Chanchita comparten todo porque comparten la vida. Disfrutan con cada detalle, con la preparación mimosa y plácida de Nana Vieja al cortar zanahorias y nabos para el almuerzo y con la precipitación de Chanchita. Como es lógico a su edad, la pequeña cerdita se queja de algunas comidas pero en seguida cae en la cuenta de que puede pasar por alto ciertos «pequeños fastidios» si eso supone que Nana Vieja vivirá para siempre.

Sin embargo ¿Hay algo que viva para siempre? Nos queda el consuelo de nuestra memoria, en ella, quizá sí.

Algo cambia una mañana y Nana Vieja es la primera en darse cuenta. Se prepara para el viaje y prepara a Chanchita.

Las ilustraciones de Ron Brooks nos recuerdan a cuadros impresionistas. La plasticidad y el color se suman a la delicadeza de esta historia. Ayudan a mostrar ese universo de emociones que sale a flote cuando alguien amado va a morir.

Se acerca la hora de la marcha y nuestro corazón se empieza a hacer chiquitito. ¿Habéis experimentando el amor de una abuela? Esa presencia que lo inunda todo, la dedicación sabia y desinteresada, unas caricias consoladoras y curativas. Si lo habéis experimentado, entonces, también como adultos, notaréis un nudo en la garganta. Pero como esta historia de Margaret Wild está excelentemente tejida e hilvanada es un nudo de dolor y también de ternura  porque Nana Vieja deja un gran legado y, con él, algo de paz y sosiego. Así que, querremos seguir leyendo y desearemos compartir esta historia de amor y sueños.

Cuando siente que la vida se termina para ella, Nana Vieja, por encima de todo, desea festejar, empaparse de todo lo maravilloso que hay en el mundo y contárselo a su nieta. Desea trasmitirle cómo la luz brilla en las hojas y las nubes se juntan a «chismear» en el cielo, cómo los loros discuten y huele la tierra tibia…Después, cuando ha dejado arreglado todos los asuntos (devolver libros a la biblioteca, pagar la electricidad, dejar el dinero restante a Chanchita…) es cuando siente que ya se puede ir a dormir y, si es acompañada y al compás de un vionchelo, mucho mejor.

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