En su Maleta Grandota Pantufla ha metido ¡unas Pantuflas de lana guardadas para situaciones especiales!, y unos pantalones de crochet que ¡allí hace un frío que pela! No sabía muy bien qué querría Noel y cómo podría ayudarle pero llevaba muchos Caramelos de Violetas y algunos ingredientes nuevos; las gotas de lluvia o zumo de la risa eran dos remedios recién creados indispensables, ¡que la navidad es una época muy especial!

Y también llevaba guantes gordotes y de colores y un gorro que solo le dejaba al descubierto la nariz…Y ahora… ¡¡a correr al aeropuerto!! -No llego, no llego, decía acalorado aunque estábamos en diciembre. Y Anacleto el carnicero, viéndole tan apurado le silbó.-¡¡Eh Pantufla!! ¡Vamos que te llevo en la furgoneta!.

Tras unas horitas roncando a pierna suelta en el avión, Pantufla se encontró con Noel al bajarse del avión en Laponia. Se abrazaron, sus barrigas chocaron, sus risotadas se juntaron y sus ojos tintinearon. -JIJIJI, OHOHOHO se dijeron -¡Querido primo, no tenemos tiempo que perder! Me parece que aquí vas a estar más atareado y redondeado que nunca.-Cuéntame, cuéntame de qué se trata le dijo Panfufla, estoy impaciente.

-Verás, le dijo Noel, este año hay muchos niños que piden, cómo te diría yo, cosas diferentes. -¿Cómo de diferentes? le espetó Pantufla-Pues a ver qué te parece esto replicó Noel preocupado, desean salir del hospital, estar en casa con sus papás o que se les quiten los dolores en las piernas…Y ¿Qué podemos hacer nosotros? dijo Noel pensativo ¡Nunca me había encontrado en esta tesitura!. Pero el Dr. Pantufla le tranquilizó, él que tenía mucha experiencia en estos menesteres, se quedó meditando unos segundos, pero luego alcanzó a decir. -¡Vamos deprisa a tu taller! Enséñame esas cartas, ¡rápido!¡Hay que llegar antes de que se diluya El Deseo!

CONTINUARÁ…