La Bruja Piruja
Encontrar obras de teatro para niños no es fácil ni lo habitual y sin embargo es tan enriquecedor…Con el teatro los pequeños no es que aprendan a ser actores, ¡no! Esto siempre lo digo, pero leer y representar teatro cuando son pequeños tiene múltiples beneficios: mejora la autoestima, la memoria, la concentración; favorece la socialización, la creatividad, la fantasía, y muchas, muchas cosas más.
Y en esta editorial, que me da tantas alegrías como es Amigos de papel, he encontrado una obra rematadamente genial. La Bruja Piruja es teatro infantil en verso de 7 años en adelante, hasta los 103 que tiene Piruja me parece una buena fecha. Los 103 de hecho es una fecha que me gusta, ella sabe por qué pero ese es otro tema.
Con la obra se pueden trabajar multitud de aspectos, yo lo hago en los talleres que imparto pero seguro que a los papás que les apetezca pueden hacer muchas cosas en casa. Y siempre a través del juego, no se me ocurre una manera mejor. Jugar con las palabras es una de las cosas que más me divierten y he comprobado que más divierten a los niños; ejercita la imaginación, despierta la curiosidad, genera provocación y esto es para mí lo más grandioso: suscita sensación de libertad, de traspasar fronteras, de que todo es posible. Ya lo decía Gianni Rodari y, por supuesto, no se equivocaba.
Es muy placentero ir averiguando, destapando y desentrañando cómo es esta bruja, “con manos huesudas, uñas mordidas, pelo lanudo, orejas caídas, tosco sombrero”…e ir entrando en su personalidad para después “inventar” nuestro disfraz, no uno comprado a medida sino el “nuestro”, el imaginado, el que se ajusta a nosotros.
Genial también esa ambientación y recreación de los espacios que te da el teatro para meterte en la historia y que en este caso nos cuenta el narrador: “puente de piedra, ranas, árboles, monstruosas ramas…”
La Bruja Piruja es una obra divertida, en la que los chicos se meten rápidamente, gracias a su lenguaje, directo, empático, y a los otros personajes, los secundarios: Sapo y el Cuervo Calixto nos ayudan a seguir descubriendo a Piruja, su verdadera forma de ser y sus verdaderas intenciones pero hay muchos otros muchos actores que corretean por la historia.
Y se me siguen ocurriendo cosas. Explorar las palabras, ¿qué significan? ¿De dónde vienen? “Refajo, alacena, acederas, arpía, fechorías…” Nos invita a investigar y no podremos evitar la sonrisa al hacerlo, ellos tampoco.
Con La Bruja Piruja se respira humor, ¡tan necesario! Sobre todo, una forma infalible de que los niños quieran oír o leer la historia una y otra vez. Y al estar en verso se facilita una familiaridad en este caso con la poesía tradicional, porque a la obra no le falta de nada y también se intuye un gusto por lo popular.
Teatro +poesía + humor=Obra redonda y genial.
Gracias a Carlos Blanco por dar voz a estos géneros tan bellos y a Daniel Montero por ilustrarlo desde las tripas, jeje.
Gracias a Asunción Carracedo por sus iniciativas, su lucha y su apuesta.
Pronto más libros amigos:
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